
Ayer escuchaba en una radio a una persona que no pudo ir a sufragar por el sencillo motivo de que su mujer estaba a punto de parir, y su preocupación por ir a cumplir con su deber cívico paso, lógicamente, a segundo plano, sino pregúntele al Mati Fernández. Otro caso que escuche decía sobre una persona que tuvo gran dolor en la fila de votación y tuvo que ir de urgencia al hospital, en fin.
Eso pasa en períodos de elecciones, cuando solo existen algunas cuantas horas para ir a cumplir con “el deber”, recalco esto pues me acordé que yo no alcance a votar, aunque ni ganas tenía pues las campañas y las cuasi-propuestas no me presentaban nada que me comprometiera con sus causas.
En mi caso, voto desde que salió el Presi Lagos, no presidario, sin confundir, por que se que hay muchos que les gustaría esto, pero no es mi caso, aunque no hay que ser miope para ver que su gestión no fue de las mejores, pero en fin me quedo con lo del dedo, “si usted señor….” (Haciendo dedo).

Pero el punto es que trato de cumplir siempre con la civilidad, es decir voto la basura en los botes para ello, cruzo la calle en las esquinas, por lo general; espero que la luz de semáforo este en verde, aunque me miren raro; cedo el asiento, trato de no ocupar bolsas plásticas en el supermercado, en fin todo aquello que pueda pasar por hacer el bien a este podrido mundo (es necesario la pudrición para tener buen abono). Y claro cumplo con ir a votar para las elecciones; sin embargo esta vez fue diferente, mi hijo esta con una enfermedad, y como cabro (niño) chico (pequeño) se puso mamón (regalón), entonces decidimos con mi pareja (eñora) turnar la salida a la votación, no fue para más, llegue 10 minutitos atrasado, se me perdió el carné en la micro, cambiaron la sede de votación y la tuve que transpirar para llegar a la escuela.
Y que paso, horror ya estaban contando los votos, perdida total, viaje en vano, y todo el exceso de oxigeno que me provoco el tener que correr, y para colmo no sabia cual era el procedimiento a seguir. Bueno tenía que ir con el presidente de la mesa, luego con la jefa de local, y después con el de carabineros, y todo para que me dijeran que debía dirigir mis pasos a la segunda comisaría para presentar alguna excusa. Si es que había alguna excusa para tal agravio civil, y lo recalco, agravio al Estado de derecho, pues a cada una de las personas a las cuales les pedí orientación me recalcaban, e incluso me enrostraban este hecho, no me quedó más que sulfurar mi actitud, y quien pago el pato fue la jefa de local, yo le pedía por favor dígame a donde tengo que ir, que debo hacer, pero no me escuchaba, por que hablaba, hablaba, y decía “… lo de usted es impresentable, no hay excusa para gente irresponsable como usted”, fue como una laguna en el tiempo y espacio, lo que si recuerdo es que la deje hablando sola y lo último que le dije fue que ya tenía pelos en el poto y que no le estaba dando explicaciones, pero seguro no me escucho.
Bueno, urgido camine hacia la segunda comisaría, algo inquieto, pues no sabía que argüir, pero al llegar al lugar encontré una fila más extensa de la que había imaginado; pero que la gente salía mucho más rápido, y más encima salían contentos, parecía que la fila era la de un banco cuando hay devolución de impuestos, así que me relaje, compre un helado y espere mi turno. Sobre las excusas habían varias, desde la simple perdida del documento de identificación, hasta el estar saliendo recién del hospital después de una compleja operación, ya me imagino a la persona pidiendo por favor que no la dejen salir del hospital. Pero un día de cama en un hospital es caro, y si no lo necesitas poco responsable.

Pero cual es la reflexión, estamos en un país congestionado de vehículos, de calles pequeñas, atiborradas de comercio, de locales en las calles, todos aparecen apurados, apabullados, inmersos en una vorágine interminable, y por que no facilitar en algo la vida de las personas. El mundo va cambiando, ya casi no se usa dinero, mis cuentas las cancelo con pago electrónico, compro mis pasajes por Internet, recibo mi sueldo en la chequera electrónica, pido una hora al médico por teléfono, se de mis amigos por Internet, pido un completo por Internet, recargo mi celular de un montón de formas que no necesito un lugar especifico, saque un diplomado a distancia, estudio en cursos online.
De que estamos hablando, ya no necesitamos estar en un lugar, o hacer una interminable fila, en mi caso, siempre deteste las filas, y cada vez me acostumbro más a este estilo de vida, es simplemente pedir por favor modifiquen este sistema, que sea el comienzo para modernizar el proceso electoral, y ojalas que algún día se vote por las personas y no por los partidos, pues aunque uno vota por “un ser”, al final el voto se va a “la nada”.
Bueno vasta de palabras, somos muchos lo que votamos ese día 26 de octubre de 2008 en una comisaría, y por supuesto, yo también salí del lugar más contento y reafirmo que son necesarias las votaciones para elegir a nuestros representantes, pero hay que ponerse al día. El votar debe dar orgullo, debe llenarte la cara de alegría y no que una persona que se cree importante te mire con cara de culo. Hay que poner al día nuestro sistema electoral, debemos exigir apertura, espero muchos correos respaldando esta iniciativa, que aunque no es nueva, y ya se ha propuesto, no debemos dimitir o flaquear con lo que es bueno para nuestra comunidad.
Debemos llegar al congreso, a la Moneda y abrir las alamedas donde sufrague el hombre libre, viva el sufragio voluntario, viva el voto electrónico, movilidad de voto por ejemplo si yo estoy inscrito en Temuco, pero mi vida la desarrollo en la Comuna de Padre Las Casas o si soy estudiante y estoy lejos del lugar de inscripción debo poder votar en la ciudad donde resido, debe existir la posibilidad de elección, también ampliación de plazo para las votaciones, por último tres días.
Bueno mi intensión no fue molestarlos, ni causar un bostezo, simplemente espero su correo o su opinión de apoyo para esta humilde nota de este atorrante sociólogo.
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